Los conocidos como Baños de la Hedionda constituyen uno de los hitos históricos del macizo de la Utrera y en general de todo Casares. Su peculiaridad como Baños Sulfurosos y lo dilatado de su aprovechamiento por el hombre desde tiempos históricos han venido a enriquecer su papel no sólo como realidad histórica y científica, sino como elemento cultural de primer orden, que ha debido influir en el acerbo cultural del pueblo desde muy antiguo, y que goza además de una situación geográfica idónea en el marco de un territorio particularmente rico en actividades humanas desde la antigüedad.
Los baños cuentan con multitud de leyendas que intentan dar respuesta a su origen. Una de ellas reúne los elementos mágico-creenciales típicos en tales casos: según cuenta, el demonio que habitaba en esta agua exhaló el último suspiro al ser expulsado por Santiago, lo que confirió al agua su olor a azufre. Esta leyenda es recogida por múltiples autores, viajeros todos, algunos de los cuales introducen ciertas modificaciones. Sin embargo la más popular es la que le atribuye un noble origen histórico: el año 61 a.C., las tropas romanas se encontrarían acampadas en aquella zona dispuestas a enfrentarse con las de Pompeyo y, encontrándose infectadas de sarna, hallarían alivio bañándose allí; aunque, según otros, el propio Julio César curó de una infección herpética y mandó construir los baños que hoy se conservan.
Lo que sí es cierto es que desde los más antiguos tratados geográficos en los que se habla del municipio de Casares se hace referencia a las propiedades curativas de la fuente de la Hedionda y su localización.
Sea como fuere, la importancia histórica nos viene dada por el recinto balneario, inicialmente romano en su captación y adaptación al uso de la fuente. Remodelaciones posteriores, fruto de la variación en los niveles de caudal del venero hace que los árabes retoquen su estructura y amplíen sus muros y canalizaciones, sacadas a la luz en la última intervención arqueológica en los inicios del 90. Además, a partir del año 2016, estos baños cuentan con piscinas naturales.
El conjunto de los baños se completa con obras desde el XVII hasta fines del XX, aún conservadas en parte. Aunque la entidad de los restos encontrados, pudieran parecernos poco acordes con la magnificencia romana en este tipo de construcciones, los estudios realizados parecen confirmar este origen romano, si bien se deben haber producido algunas alteraciones de la primitiva estructura.
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